


El lado psicológico de una preparación de Tuti Fruti
La alimentación no es solo una necesidad física: es también un espacio de aprendizaje, conexión y adaptación.
Hoy, a través de la preparación de un Tutti Frutti, exploramos mucho más que sabores. Esta actividad nos permitió trabajar la flexibilidad cognitiva, el vínculo positivo con la alimentación y la apertura a nuevas experiencias sensoriales, integrando además estrategias de autorregulación emocional y fortaleciendo la confianza en uno mismo.
Preparar algo propio, desde el inicio hasta el final, no solo desarrolla habilidades prácticas, sino que también impulsa la autoestima y la autonomía. Es un proceso que trasciende lo que comemos: nos invita a reconocer y gestionar emociones, afrontar la incertidumbre y adaptarnos con creatividad a los cambios en la rutina.
Durante esta experiencia tan enriquecedora para nuestro paciente dentro del espectro autista logro incorporar nuevas estrategias, acompañamos con empatía, utilizando herramientas que favorecen su bienestar emocional, su regulación de la ansiedad y promoción de una relación más consciente y amable con la comida.
Pequeños momentos que cultivan grandes habilidades para la vida.
Ver la alegría y el orgullo reflejado en lo logrado hoy… fue simplemente maravilloso.
Instantes como este me recuerdan lo valioso que es acompañar con presencia, empatía y creatividad a nuestros niños dentro del Espectro.